Tuesday, April 25, 2006

TE AMO, ALLEY







Soy un fan de Alley Baggett (sí, la de la foto). Me gustaría vivir con ella, levantarme a las seis de la mañana para ir a trabajar y encontrármela masturbándose en el baño. Me gustaría que, al llegar a comer, me estuviera esperando ansiosa para hacerme una mamada. Así, sí, me casaría. Pero no, no vivo con ella, me levanto a las cinco y media, estoy casado con una fea y tengo un trabajo de mierda.
Cuando es joven uno tiene muchas ilusiones, pero se pueden resumir en una: enrrollarse con la mujer más sexy del planeta. Con el tiempo pensamos que tampoco sería tan malo tirarse a la tía más buena de la ciudad. Pasan los años y de la ciudad bajamos al barrio, las vecinas, las amigas de tu hermana, las divorciadas, las feas... Yo bajé tanto el listón que termine casándome con una gorda. El otro día me pilló masturbándome con uno de los videos de Alley. Me llamó guarro, depravado, que había cambiado mucho, que ya no era tan romántico como antes... ¿Yo he cambiado? Joder, si Alley me gusta desde hace 15 años, desde el primer día que la vi; eso sí que es romanticismo y no intentar follarse a una gorda que odias. ¿Y me llama depravado? ¿Cómo puede atreverse a insultarme por masturbarme con Alley? ¿Qué serían de las gordas sin los perdedores como yo?
A lo largo de mi vida he tratado de sobrellevar el hecho de coexistir entre las mujeres reales y Alley, pero inevitablemente siempre he terminado por mezclar a Alley con el resto. Cuando mi primera novia me preguntó si pensaba en más chicas, le conté entusiasmado mi relación virtual con Alley. Pronto me di cuenta que ante este tipo de preguntas solo hay una respuesta válida si quieres continuar en el juego:
- Claro que no, cariño, tú eres la única.
No es fácil; he repetido esta frase unas catorce veces y creo que ninguna de ellas ha siso convincente.
Mi segunda novia me dejó porque no podía soportar que gritara ¡Alley, Alley! cada vez que me corría. Pensé que buscarme una novia que se llamara Alley me ayudaría a no volver a caer en el mismo error. La búsqueda fue larga pero por fin encontré a una Alley. La chica no era muy guapa, aunque soportable, me la podía follar cerrando los ojos mientras imaginaba a Alley en la playa, en la habitación marrón, en el jardín. Me resultaba más fácil si lo hacíamos con las luces apagadas. Ella me amaba profundamente, le encantaban mis gritos: ¡Alley, Alley!
Siempre pensé que había dos caminos para conocer a Alley Baggett: hacerse rico o ser famoso. Los intentos por hacerme rico se redujeron a echar quinielas y la vez que gané un concurso de chistes verdes en el Instituto fue la máxima gloria social que conseguí en toda mi vida. Durante años he pensado en qué podría hacer, cómo uno puede conocer a mujeres como esta, dónde viven, a qué discotecas van, quién te invita a sus fiestas, dónde compran el pan, a qué clase de tíos se follan. Sueñas con encontrarte a Alley en la plaza, comprando unas naranjas con un vestidito corto, mirándote de reojo o a Alley perdida en la biblioteca, preguntando donde esta la sección de novela erótica mientras se pasa la lengua por los labios. Pero estas cosas ni siquiera suceden con las mujeres reales.
Lo jodido de todo esto es que un día, mientras escuchas decir a tu esposa que hay que comprar detergente, te das cuenta que vives en un piso de mierda con una gorda de mierda, que mañana tienes que ir a tu curro de mierda y que no existe ninguna posibilidad de follarse a Alley Baggett.
Sienta muy mal cuando te enteras que juegas en Tercera División Regional, en campos embarrados y sin espinilleras, que las chicas como Alley pertenecen a una dimensión inalcanzable, y que con tu trabajo fijo, tu sueldo para una vida normal y los amigos que tienes nunca jugarás los playoff de ascenso.

Alley, te amo.

2 Comments:

Blogger Johnymepeino said...

Eres prolífico como extensión de promíscuo :D

Jodido genio de chico... :D

7:18 AM  
Blogger Juan Vicente said...

This comment has been removed by the author.

12:27 PM  

Post a Comment

<< Home